Historia

Nuestra Congregación fue fundada en 1929 por el Sr. Obispo José de Jesús López y González, en la diócesis de Aguascalientes, México. Él mismo la erigió canónicamente el 8 de septiembre de 1932 con carácter de diocesana; pasó a ser de derecho pontificio el 18 de abril de 1972.

Formamos una familia que, siguiendo más de cerca a Jesús, contribuye a la construcción del Reino de Dios, manteniendo vivo el carisma que nos legó nuestro fundador.

Nuestro Padre, como provicario de la diócesis de Aguascalientes,  desde 1920 tuvo a su cargo las escuelas que sostenía la diócesis en la ciudad. Allí palpó la necesidad de contar con una congregación de religiosas que estuvieran dispuestas a realizar las tareas educativas como un verdadero apostolado.

Movido por este impulso del Espíritu Santo comenzó a caminar por la ruta marcada siempre por la voluntad de Dios en la realización de esta obra. Así el 21 de diciembre de 1925 presentó formal solicitud al obispo Ignacio Valdespino y Díaz para dar el primer paso fundando una Asociación Pía, las “Obreras Apostólicas del Sagrado Corazón de Jesús”. En dicha solicitud le expresa que ha elaborado unas constituciones y le presenta el reglamento al que se sujetaron las socias, diciéndole además, que cuenta con elementos regularmente dispuestos.

La respuesta del obispo fue afirmativa. El 25 de ese mismo mes y año, se reunieron las primeras socias. Ante el portal de Belén tuvo lugar un acto altamente significativo y trascendente: las socias hicieron por primera vez sus promesas “ofrecieron consagrar sus actividades a los pobres y a los pequeños, en recuerdo de que Él quiso, por nuestro amor, ser pobre y ser pequeño”.

Después de este primer paso, transcurrieron siete años. Años azarosos, conflictivos, cargados de acontecimientos tanto en el ámbito civil, como en el religioso y eclesial: la promulgación de la “Ley Calles” que provocó la protesta armada o “Cristiada”; el cierre de los templos al culto público; el nombramiento del vicario general de la diócesis José de Jesús López y González como obispo auxiliar de Aguascalientes y en 1930 obispo propio de esta diócesis; la llegada de Josefina Blanco, en quien Nuestro Padre creyó encontrar un valioso elemento para llegar a cristalizar su ideal. ¡Siete años! Hasta llegar a la expedición del DECRETO DE ERECCIÓN CANÓNICA el 8 de septiembre de 1932, precisamente en la Natividad de la Santísima Virgen, hecho que da una nota mariana a nuestra espiritualidad.

Nuestro Padre solicitó de la Santa Sede en 1949 el DECRETO DE ALABANZA. Sus ojos, que se cerraron a esta vida al año siguiente, no pudieron verlo, más desde el cielo se alegró cuando en 1972, en la solemnidad de Pentecostés nos fue concedido.

¡El nacimiento de nuestra Congregación está rubricado con el nacimiento de Jesús y de María y sellado por la acción vivificante del Espíritu!

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